La ruina bolivariana

abril 15 de 2013

Algo que Chávez no parece haber cambiado: la relación entre los ingresos por las exportaciones de petróleo y el PIB de Venezuela a precios de mercado.

La ruina bolivariana

Antes de que llegara al poder Hugo Chávez, Venezuela producía unos 3,3 millones de barriles de petróleo diarios y el precio del barril rondaba los 10 dólares. Ahora, bombea alrededor de 2,2 millones, pero el petróleo venezolano se vende a uinos 105 dólares el barril.

De modo y manera que Chávez no ha roto la relación entre ingresos por la exportación de petróleo y crecimiento de Venezuela mostrada en el grafico que encabeza este post y que he sacado de este blog.

De esos 2,2 millones de barriles, unos 450.000 se van a China, en un sistema de trueque de petróleo por inversiones.

En torno a 100.000, a los países del Caribe, dentro del sistema conocido como PetroCaribe, que el realidad supone regalar crudo venezolano a 18 Estados de la región (los términos son muy favorables, pero Caracas suele ser incluso más generosa de lo firmado en los acuerdos).

Unos 70.000 barriles más podrían ir a Cuba, que a su vez puede que solo consuma la mitad de esa cantidad. Así, La Habana exporta el resto a precios de mercado. Socialismo selectivo, digamos.

Alrededor de 900.000 barriles se consumen dentro de Venezuela, donde el precio del litro de gasolina está a 0,015 euros, según el tipo de cambio oficial del bolívar, y a 0,0026 euros de acuerdo al tipo de cambio del mercado negro. Mantener esos precios tan bajos (prácticamente gratis) le cuesta al Estado venezolano alrededor de 8.000 millones de dólares anuales (unos 6.000 millones de euros).

Si se suman otros acuerdos de entrega de petróleo (por ejemplo, a Argentina), a Venezuela le quedan solo 900.000 barriles para exportar al mercado internacional, donde le pagan sus 105-106 dólares por barril.

Durante el mandato de Chávez, Venezuela ha pasado a ser el país con mayores reservas de petróleo del mundo, debido a la revolución en la extracción del 'petróleo no convencional' en Estados Unidos y Canadá. . Para Lepoldo Martínez, del Centro para la Democracia y el Desarrollo de las Américas, la gestión del petróleo es "una verdadera pérdida de soberanía de Venezuela".

Martínez está en lo cierto. Encima, en torno a 900.000 barriles de petróleo venezolano se van al enemigo: Estados Unidos. Allí, son refinados y parte de ellos se reeexportan a... Venezuela. Otra parte, se consume en EEUU. El Estado venezolano es dueño de la petrolera estadounidense Citgo, que tiene 5 refinerías en ese país, y participa en el capital de otras 6. Es significativo que Venezuela, tras siete décadas, aún no sea capaz de refinar todo su petróleo, que es ácido, o sea, tiene mucho azufre, igual que el que EEUU extrae en su sección del Golfo de México.

Para explotar su crudo no convencional, que se encuentra en la cuenca del Orinoco, PDVSA, la petrolera estatal venezolana, necesitaría duplicar su actual inversión anual de 12.500 millones de dólares (unos 9.500 millones de euros). El problema es que Venezuela no tiene esos 9.500 millones. Su déficit público ronda el 12% del PIB, o sea, casi el doble que España, y el crecimiento de su PIB este año será del 1%, según Martínez.

Hay más problemas. La inflación real ronda el 30%. Pero la apreciación del bolívar por la entrada masiva de divisas (la enfermedad holandesa) debida a las exportaciones de petróleo ha pulverizado la competitividad venezolana.

El resultado es que el país tiene que importar todo. Ahí es donde se va un a parte de los ingresos del petróleo. La otra se va en programas de ayudas sociales que han conseguido formidables resultados en materia de mortalidad infantil y otros indicadores de salud y bienestar. Aún así, Venezuela tiene problemas de desabastecimiento crecientes.

Todo esto se resume en una frase: el experimento económico bolivariano ha llegado a su final de trayecto. Gane quien gane las elecciones, a Venezuela le espera un futuro muy duro. Las conquistas sociales de Hugo Chávez están asentadas sobre un modelo económico que no da más de sí.

"En la vida hay dos clases de tontos: los que pronostican el precio del dólar y los que les creen."