Que le pasa al dolar

noviembre 21 de 2004

No importa en qué lugar del mundo usted resida. Si usted ahorra en dólares, ya sea en una cuenta bancaria o debajo del colchón, seguramente le preocupa la estrepitosa caída que ha sufrido la moneda estadounidense frente a las principales divisas internacionales, fundamentalmente el euro, en las últimas semanas.

Que le pasa al dolar

Europa es uno de los principales afectados por la debilidad del dólar.

Desde febrero, el dólar ha venido cayendo frente al euro -la moneda europea- en los mercados internacionales. Y no sólo eso, el euro alcanzó un récord histórico al llegarse a intercambiar por US$1,3046 esta semana en Nueva York. Es decir, es necesario ofrecer un dólar y algo más de 30 centavos para poder recibir un euro a cambio.

El dólar también ha perdido valor frente a otras monedas fuertes y consideradas de referencia en los mercados internacionales, como el yen japonés, el franco suizo y la libra esterlina.

La pregunta clave es: ¿Qué es lo que le está sucediendo al billete verde, una moneda que siempre ha sido considerada como la más fuerte del mundo y la preferida del consumidor en el extranjero, tanto para ahorrar como para protegerse de la inflación?

Fuerte déficit comercial

Sin dudas, la principal causa de esta caída es el abultado déficit de la balanza comercial de Estados Unidos, el que se ubicó en algo más de US$500 mil millones en 2003. En términos sencillos, esto quiere decir que EE.UU. importa (compra) más bienes y servicios de los que exporta (vende), y lo hace por un monto abultado que equivale al 5,7% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

El alza de las tasas de interés afecta la deuda de los países en vías de desarrollo. Una de las causas de este déficit es el alto poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses que hace que estos no se satisfagan sólo con productos nacionales, sino que cada día demanden más productos extranjeros.

Los importadores estadounidenses, al comprar bienes y servicios provenientes del exterior, deben cambiar dólares por las monedas en las que se venden esos productos.

Por ejemplo, cuando un importador compra calzados chinos, debe vender sus dólares por yuanes (moneda china) y en ese proceso incrementa la oferta o disponibilidad de billetes verdes en los mercados. En tanto, en el exterior, la cantidad de consumidores interesados en adquirir dólares para pagar por los productos y servicios estadounidenses es menor.

Al ponerse en acción la ley de la oferta y la demanda, el dólar se deprecia o pierde valor, al existir menos personas demandando esa moneda y una mayor oferta de la misma.

Esto no ha ocurrido de la noche a la mañana. Desde la década de los noventa, Estados Unidos viene luchando con su déficit comercial, pero hasta el momento las consecuencias sobre el dólar habían sido fácil de controlar gracias a la fuerte demanda de dólares por parte de inversores extranjeros ávidos por activos estadounidenses como los bonos, las acciones, los fondos mutuos, las inversiones en bienes raíces, entre otras inversiones.

Hoy, con un mercado bursátil no tan eufórico como hace una década atrás, la demanda de dólares es menor, lo que vuelve a la moneda mucho más débil.

Doble déficit

La principal causa de la caída del dólar es el abultado déficit de la balanza comercial de EE.UU. Este desbalance (en la cuenta corriente) es también consecuencia directa del abultado déficit fiscal que sufre el país y que se ha acelerado en los últimos cuatro años. Esto simplemente quiere decir que la economía estadounidense gasta más de lo que recibe por ingresos.

Los altos niveles de gasto, más que nada por la guerra en Irak y la seguridad interna como producto de la lucha contra el terrorismo, junto a la reducción en los impuestos que ha venido haciendo la administración del presidente George W. Bush, explican el abultado déficit fiscal de EE.UU. que, al cierre del ejercicio anual del 30 de septiembre pasado, alcanzaba una cifra histórica de US$412 mil millones.

Caída del dólar: ¿buena o mala?

Pero ¿qué está haciendo el gobierno estadounidense para detener la caída del dólar? La respuesta es muy simple: hasta el momento, sencillamente nada.

No es un secreto que un dólar más débil favorece a los exportadores estadounidenses al volver más competitivos (baratos) sus productos en el exterior. Esa es una herramienta directa para financiar el déficit comercial, es decir, lograr incrementar las exportaciones para que logre cubrir la brecha negativa que generan las mayores importaciones de bienes y servicios.

Un dólar más débil vuelve menos competitivas las exportaciones europeas.

Más aún, el presidente Bush parece decidido a no modificar su actual política económica (o realizar otro tipo de ajustes para apuntalar el dólar).

Desde comienzo de su campaña presidencial anunció que está decidido a reducir los impuestos aún más, con lo que, si la economía estadounidense continúa gastando al mismo ritmo que lo viene haciendo ahora, el déficit presupuestario seguirá incrementándose, y con él, el déficit comercial y por ende la debilidad del dólar.

¿A quién perjudica un dólar barato?

Europa es uno de los principales afectados por la debilidad del dólar. Un euro más fuerte (o dicho de otra manera, un dólar más débil) vuelve menos competitivas las exportaciones europeas, es decir, los productos y/o servicios europeos se vuelven más caros frente a los estadounidenses. Lo mismo ocurre para los países asiáticos.

A lo anterior se suma que el alto endeudamiento del gobierno federal estadounidense tiene el potencial de elevar las tasas de interés en los mercados financieros. De hecho, las tasas de interés de los fondos federales (tasa de referencia en los mercados internacionales) ya han comenzado a subir. La última subida fue en noviembre 10, cuando la Reserva Federal (FED) colocó la tasa de los fondos federales a 2%.

El incremento de las tasas de interés no sólo perjudica a los consumidores estadounidenses, sino que también afecta la deuda de los países en vías de desarrollo al tener que desembolsar mucho más de sus bolsillos a la hora de pagar sus compromisos financieros.

Qué podemos esperar del dólar?

Sin dudas, un dólar débil beneficia en el corto plazo al gobierno de Bush, al mantener contentos a los exportadores estadounidenses, al mismo tiempo que financia el abultado déficit comercial.

Los consumidores de EE.UU. cada día demandan más productos extranjeros.

Sin embargo, este viento favorable puede tornarse negativo en el mediano y largo plazo cuando las menores exportaciones europeas signifiquen un menor crecimiento de estas economías y, por ende, una menor demanda de productos estadounidenses.

A eso se le sumarán inversores descontentos, gobiernos fuertes (como los europeos y asiáticos) molestos y organismos internacionales capaces de ejercer presión.

En conclusión, un dólar débil sólo le sirve a EE.UU. en el corto plazo, mientras que el resto del mundo simplemente puede esperar un golpe para sus economías.

Por cuánto tiempo el dólar seguirá débil?

Esa es la pregunta del millón...

"En la vida hay dos clases de tontos: los que pronostican el precio del dólar y los que les creen."